Reto de aprendizaje: dimensionando desigualdades ¿y tú, cómo lo ves? - PARTE I

    En la siguiente entrada, trataré de reflexionar acerca de un ejemplo de desigualdad que considere pueda resultar relevante, tanto para mí, como para mis compañeros y compañeras, quienes pueden verse de algún modo reflejados en alguna vivencia similar. 

    Sí, tal y como pueden estar pensando, el ejemplo escogido no es otro que una vivencia mía personal, ocurrida en España, hará cosa de dos o tres años. El ejemplo escogido no es otro, por tanto, que uno cercano temporal y geográficamente.

    Y la situación cursa como sigue:

    Una pareja joven decide alquilar un piso. Ambos trabajan: él, como docente y ella, faena en la restauración, empleo que compagina con el anquilosamiento mental que provocan las oposiciones. Tras una (todo sea dicho) somera búsqueda, encuentran uno que se adapta a sus necesidades: es pequeño, dos habitaciones, dos baños. Muy funcional. Paredes lisas y un bonito suelo. Sin amueblar. Pues bien, como nunca nada puede ser tan idílico, la visita de la mano de la mano del propietario se torna, cuando menos, dantesca. Durante TODA la visita este último solamente se dirige al miembro masculino de la pareja: para hablar del precio del alquiler, de la cercanía de la autopista, del aparcamiento, de la orientación. A la parte femenina de la pareja ni se digna a mirarla. Ni una sola vez. ¡Ah! Con una salvedad. Sí que se dirige a ella. Se dirige a ella una ÚNICA vez para hablar del color de las paredes. ¡Del color de las paredes!

    Por ende aquí se plantean varias dudas ¿por qué este ejemplo? ¿Qué causas y consecuencias puede tener? ¿A qué dimensión afecta? ¿Cómo reducirla?

    A la primera de estas preguntas supongo que se trata de un hecho personal, que nos dejó, cuanto menos, boquiabiertos, dado que me hizo sentir como una ciudadana de segunda ¿Se supone que mi pareja debería pagar y ocuparse de este tipo de materias por el mero hecho de ser hombre? ¿Y para hablar de la gama cromática más idónea del salón debe hacerlo una mujer? Creo que la exteriorización de este tipo de actitudes se fundamenta en unos valores a todas luces anacrónicos, que viniendo de una persona joven (sí, el propietario no tendría más de 35 años) chocan, cuanto menos.Afecta, por tanto, a una dimensión no solo social, sino también económica, ya que se asume que quien corre con las cuentas y presupuestos de la economía familiar es el hombre. ¿Cómo reducir este tipo de comportamientos? Bueno, especialmente con educación, educación y educación. 

    Desgraciadamente, muchos de los que hemos optado por la realización de este curso no seamos, seguramente, los que más provecho le sacaríamos.

Comentarios

  1. Situaciones similares se producen más de lo que nos pensamos, incluso sin darnos cuenta al haber normalizado muchas conductas.

    No se si os ha pasado alguna vez de salir en pareja o con toda la familia a comer en un restaurante y a la hora de traer la cuenta, ¿a quien se la suelen traer?

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  2. Hola, leyendo tu exposición, la verdad que es muy interesente la reflexión que has hecho y el comportamiento del propietario del piso a la hora de alquilaros el inmueble y lo que más me ha sorprendido, es que estamos hablando de una persona de unos 35 años de edad, es decir no muy mayor, si no más bien joven, con todos los cambios sociales que ya hoy en día estamos viendo y viviendo e insertandola en una generación más abierta mentalmente.

    Creo que es verdad que en nuestra educación, nuestros padres y abuelos, nos han inculcado ciertos valores y rasgos de genero, que se nos ha metido en el ADN de forma inconsciente, cosas de las que hemos escuchado infinidad de veces a nuestros padres y amigos decir, eso es cosa de mujeres o de hombres (aunque esté feo decirlo pero suele pasar).

    Te voy a poner una una experiencia o reflexión que he vivido personalmente. Al igual que vosotros he alquilado algún inmueble a lo largo de mi vida, y he visitado casas e inmuebles de otros amigos/as. Cuando hemos ido a una vivienda donde vivían un hombre y una mujer, si esta, no estaba muy bien limpia o un poco descuidada, por norma general los hombres no han comentado nada, pero las mujeres en petit comité y a espaldas de la propietaria, la han puesto como se dice en mi tierra de " hoja perejil" a ella, sin embargo a él no. Es como si la limpieza del hogar fuese responsabilidad de las mujeres, pero lo que más me sorprende es que normalmente en estos comentarios suelen venir de las propias mujeres y las que acentuan que esta desigualdad de genero se haga más palpable.

    Con este comentario no quiero ofender a nadie, solo que veais una experencia personal, y que nos sirva para comprender que quizas una mujer con esta educación y adoctrinamiento de genero, haya criado a ese propietario de unos 35 años de edad, que cuando ha crecido pues también le ha transmitido esos valores que se nos graba en el ADN personal desde pequeños y cambiarlos cuesta mucho, y después a la hora de dirigirase a una mujer de lo único que se le ocurre, es hablarle de la gama cromática de la paredes y de la limpieza.


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